Pura sangre

Con esta película que tiene todos los géneros adentro, Luis Ospina consolida lo que se conoce hoy como el “gótico tropical”. Un poderoso empresario del azúcar del Valle del Cauca, que sufre una extraña enfermedad, necesita transfusiones de sangre de jóvenes y niños varones, lo que lleva a que su hijo y un grupo de siniestros seguidores se embarquen en una cacería sistemática de víctimas que aterroriza la ciudad. La película, cercana al relato de vampiros, pero sin recurrir exactamente al componente sobrenatural, combinado con drogas y salsa, fue dedicada a la memoria de Andrés Caicedo por abordar algunos de los temas que obsesionaron al escritor en su literatura.