Los colores de la montaña

Ante un escenario de miedo, y con la amenaza constante de la muerte, una maestra de pequeña escuela rural colombiana decide hacer un mural con todos sus estudiantes. No son muchos pero son apenas los necesarios para que cada uno escoja pintar con su color favorito y el mural quede muy colorido y variado. El mismo mural, casi al final de la película, será destruido por partes. Quizás es ese el pedazo que más se recuerda después de ver la película. También hay un cerdo que, con el cuerpo en pedazos, salta por los aires. Los colores de la montaña narra el conflicto armado colombiano desde la óptica de la niñez. La película nos presenta a Manuel y sus amigos. Viven su infancia en una vereda acechada por la violencia. Los tres niños, entre otras cosas, sienten una profunda pasión por el fútbol. Manuel sueña con ser arquero y disfruta del ritual de la escapada de su casa para jugar en una cancha, ubicada en las montañas cercanas a su vereda. Sin embargo, todo cambia cuando su balón cae en medio de un campo minado. Mientras los niños pasan los días entre la escuela, las actividades en casa, el fútbol, sus travesuras y ocurrencias para recuperar el balón, la guerra avanza de manera incontenible.