La mansión de Araucaima

"Si entras a esta casa no salgas. Si sales de esta casa no vuelvas. Si pasas por esta casa no mires. Si moras en esta casa, no plantes plegarias". El nacimiento de esta película está lleno de anécdotas curiosas. Se sabe que es la adaptación de una pequeña novela de Álvaro Mutis. Mutis escribió la novela, a su vez, para probarle a Luis Buñuel que el género gótico podía trasladarse o enajarnase al y en el trópico. Mayolo, entonces, hizo la película sobre el texto de Mutis. Ese inicial proceso, reverencial y respetuoso, fue descrito por Mayolo así: "Pues yo primero hablé con Mutis y llegamos a unos acuerdos exactos sobre los contenidos; por ejemplo, yo quería quemar la casa y él me dijo que no, que no la quemara, que dejara la casa esperando más víctimas. La película, en medio de todo, es una parábola, tiene un mecanismo interno que si no se respeta se desvirola, entonces por eso fui muy respetuoso del tratamiento". El relato tiene la forma de una deglución infructosa (al final, los personajes serán expulsados y/o liberados). Una joven mujer, seducida por el misterio de las puertas cerradas, entra un día a la mansión del título. En la casa se encuentra con diversos personajes excéntricos. En el interior barroco, el exterior no tiene grandes incidencias. El comportamiento de los habitantes es díscolo, lujurioso, placentero, enormemente libre. La nueva, la extraña, aprovecha esos delirios. También la libertad es contagiosa. Sin embargo, la rutina, con una nueva integrante, no puede ser la misma. Como se sospecha pronto, la presencia de Ángela desestabiliza y dispara la tragedia.