Nuestra película

"Luis Ospina filma al ecléctico, vibrante y melómano pintor Lorenzo Jaramillo, a dos meses de su muerte a causa del sida. En hora y media, Ospina conoce al artista de series tan estremecedoras como “Danzantes” o “Hombres yacentes”. Lorenzo, un cinéfilo enfebrecido, solía ver entre cuatro a cinco películas diarias, habla, en su lecho de muerte, de Francis Bacon, Satie, Kurosawa, de la pizza bogotana o de su mentor Juan Antonio Roda. Bajo un soporte incipiente de colores saturados que el video digital apenas anuncia, Ospina hábilmente rescata del reino de las sombras al artista postrado, alternando en blanco y negro los testimonios de sus colegas y filmando el cuarto de Jaramillo como el ensueño de un joven Edvard Munch. Tal vez uno de los gestos que más conmueven de la obra cinematográfica de Ospina sea la despedida que el cineasta le regala al pintor, al final de Nuestra película, anunciando el Stabat Mater de Pergolesi para recibir en el reino de los cielos a un espíritu indomable que vivió la existencia como una de sus pinturas obsequiosas con el color, aquellas que hizo con tanta vehemencia en sus constantes viajes a París. "