Programador de festivales de cine, periodista y docente cinematográfico. Estudió cine en la Escuela de cine Black María, crítica de cine en El amante (Bs As) y Literatura en la Universidad Nacional. Trabajó como jefe de prensa del FECIVE (Festival de cine venezolano de Bs As) y dirigió y programó la sede de Buenos Aires del shnit Worldwide Shortfilmfestival durante sus primeros cinco años. Actualmente trabaja como consultor de programación del Festival latinoamericano de cine de Vancouver (VLAFF), coordinador del Festival de cine de Europa central y oriental Al este Colombia, programador de la MIDBO y coordinador de publicaciones de Cinemancia Festival Metropolitano de Cine (Medellín, Antioquia). Textos sobre cine y entrevistas a realizadores o personas del medio cinematográfico han sido publicadas en El tiempo, El espectador, Cero en conducta, La pesadilla de Nanook, Razón pública, Emprende cultura, i.letrada, LadoBerlin y catálogos de diferentes festivales.
Es un lugar común, más no por eso menos verdadero, señalar que estás listas personales cambian con el tiempo, con los intereses y hasta con el ánimo. Con esto en mente, mi criterio de selección en esta oportunidad no obedece a un sistema de riguroso cálculo, no busca ser incluyente, ni pretende repensar un canon. Debo confesar que las películas que elegí ocupan un lugar en mi lista por la única y simple razón de que, cuando las vi por primera vez, me sacudieron emocionalmente o me asombraron con arrebato. Todavía atesoro esa sensación, a veces vaga, a veces perfectamente reconocible, pero siempre un vestigio que renace con la demanda de rememorar aquellas películas que nos marcaron. Puede que algunas de estas películas al volverlas a ver no sean dignas de estar en esta lista, pero esta selección buscó evitar los meandros de la mente recordando a Roger Ebert cuando dijo: “Tu intelecto puede estar confundido, pero tus emociones nunca te mentirán”.