Cineasta (“Schubert, secreto entre fantasmas”), escritor (“La fobia Moliére” y otros textos) y comunicador social (miembro FIPRESCI, la Federación Internacional de Periodistas Especializados en cine). Estudió dirección de cine en la Escuela de cine “El Photocentro” en Madrid (España), donde fue Premio Nacional de Guiones; y Comunicador Social de la UNAD (Colombia) con Tesis Laureada. Ha publicado libros sobre cine, investigaciones, cuentos (“El misterio del Kimono”) y novela. Catedrático en semiología de la imagen, publicidad audiovisual, lenguaje y guion para cine y tv., y Neuromanagement (conferencias y talleres sobre PNL, personal branding, PNL en docencia y en comunicación organizacional). Columnista semanal del “Hoy Diario del Magdalena”. 37 años como profesor universitario en diferentes instituciones de Educación Superior en la región Caribe y pionero realizador del Canal Regional (Uniautónoma TV.). CEO de su website: www.elcinesinirmaslejos.com.co y radio y tv online.
Considero que mi selección está enmarcada en una meta imaginada: la denominada “películas de culto”, ya que los títulos escogidos a mi juicio y desde el punto estrictamente cinematográfico son, deben o llegarán a ser filmes del cine colombiano de culto. Y que por alguno de sus elementos: su argumento, su estética, su extraña disposición narrativa [no existe aún en el cine colombiano esa cinta] o su exclusiva notabilidad en el contenido de la historia del cine nacional: se conviertan en referentes del cine colombiano por alguna de las premisas ya aludida. Sin dejar de reconocer que el término “película de culto” es ambiguo, a lo largo de la historia del cine ha habido creadores cineastas, que intentan cambiar las pautas concretas en el relato. Luego, exhiben obras fuera de las normas, excelentes, escandalosas y hasta chocantes, y en esos terrenos, encontraremos a las películas de culto. Pero en el cine colombiano, hay que detenerse en otro aspecto más importante quizá: si bien, en la cotidianidad cinéfila, no es habitual hallar con innegables narrativas frecuentes repletas de ciertas arbitrariedades para calificar a las películas; y si no existe de forma corriente ese “cine de autor”, o “cine experimental”; sí hay un cine en el que (en su momento determinado) el habitante de la sala de cine se siente [o sintió] identificado). En términos de semiología de la imagen, este resultado no se logra a base de acumulación desordenada de arquetipos colombianos, sino con base en plantear imágenes en movimiento que se presentaron [y hasta las exhibidas en pleno siglo XXI, hoy] como la alegoría más pregnante de una sociedad poco avanzada [por todos los problemas que tiene Colombia], que nos deja entrever los bullicios alegres y algunos tristes de esos modelos actanciales observados en la pantalla. Para concluir, son diez películas escogidas que he visto más de una vez, a unas más que a otras, por el “poder” que tuvieron en su momento. Viñolo e Infante afirman: […] desde determinados ámbitos, ese poder sobre la imagen es percibido como ideología a la que se opone una contra ideología que opta por volver a una estética de la imperfección. En América Latina se enfrentan ambas tendencias, haciendo que el contraste en su producción de imágenes sea mucho mayor que el de otras regiones del mundo y que la identidad latinoamericana se vea forzada a resolverse en una dialéctica indigesta de ideologías (p.379). Retar al cine a partir una “teoría de la imagen”, presume una disminución enorme de todos sus bordes y su funcionamiento. Lo que acontece en el acto cinematográfico es mucho mayor que una conveniencia de imágenes [o llámelas como usted quiera], es un cine Münsterberg [un arte mental], y conmueve el sentido mental de las cosas y el sentimiento en todos sus niveles. Referencia Viñolo, S. e Infante, F. (diciembre 2012). La imagen sometida. Ideología y contraideología de la representación visual en el cine digital y de animación latinoamericano. Aisthesis, núm. 52, pp. 369-391. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=163227577019